martes, 5 de junio de 2012

AQUELLOS DIAS

Notar tu aliento en mi nuca siempre era síntoma de algo bueno. Recuerdo tan fácilmente, y tantísimas veces aquellos días en la casa. Nos dedicábamos a poca cosa... ver la televisión, darnos largos baños, comer, y sobre todo a amarnos.
Tu aliento sobre mi nuca. Seguido de un beso húmedo en ella, y de un escalofrío que hacía que se me erizara la piel. Acto seguido, tu mano caliente en mi cintura, suave,  y con un ir y venir hacia mis piernas.
Tu aliento sobre mi boca. No sé ni como podías darme la vuelta sin apenas darme cuenta, pero sé que ya me besabas la boca, me raspabas con tu barba. Sé que ahora tu mano estaba entre mis piernas,y por fin te veía desnudo.
Tu aliento sobre mis pechos. Es lo que más me gustaba. Besos, mordiscos, chupetones, y caricias con la lengua. Tu lengua. Podías volverme loca, y lo sabías. Sí, lo conseguías.

3 comentarios: